La scarpaccia es una especialidad toscana, antiguamente preparada por familias campesinas con verduras del huerto. Es una mezcla entre una tarta y un panqueque, ¡y una forma estupenda de disimular el calabacín de los niños! En esta versión sin gluten, sustituyo la harina de trigo por una mezcla de harina de arroz y harina de garbanzos, que le aporta dulzor y carácter. Fácil de preparar, se puede servir caliente o fría, como entrante, guarnición o como plato principal con ensalada. La scarpaccia es ideal para comidas de verano o para una comida rápida en familia. Su textura es fina, casi como la de un panqueque, y su aroma a hierbas y parmesano permite que el calabacín pase desapercibido (sé que a mucha gente le encanta el calabacín, pero mi hijo lo odia, así que suelo intentar disimularlo, como en mi rollito de calabacín con salmón). ¡Pues le parece delicioso! Esta adaptación sin gluten es tan buena como la receta tradicional. ¡Pruébala cuanto antes!
Rallamos los calabacines o los trituramos en un robot de cocina, cortamos la cebolla en rodajas y las sofreímos durante 5 minutos en una sartén con un chorrito de aceite de oliva.